jueves, 18 de agosto de 2011

A Colombia no le conviene una institución legislativa sumisa y vergonzante, dijo Senador Pedraza
.




En el acto conmemorativo del Día contra la corrupción en Colombia, el Presidente de la Comisión de Ética del Senado de la República, Jorge Hernando Pedraza, insistió en la necesidad de combatir la corrupción al tiempo que reclamó respeto a la soberanía e independencia del Congreso.

BOGOTÁ. 18 de agosto de 2011. Para renovar el propósito de luchar contra la corrupción, el Congreso de la República, a través de las Comisiones de Ética del senado y de la Cámara, entregó hoy la condecoración "Luis Carlos Galán Sarmiento" y el reconocimiento "Pedro Pascasio Martínez" a instituciones y personas que se han distinguido por sus acciones en contra de la corrupción.
En este acto,que contó con la presencia del Presidente del Congreso, Juan Manuel Corzo; del Procurador General, Alejandro Ordoñez y de la familia del extinto Luis Carlos Galán Sarmiento, intervino el Presidente de la Comisión de Ética, Jorge Hernando Pedraza, quien exaltó a los condecorados, pidió seguir enfrentando con decisión la corrupción y defendió la soberanía e independencia del poder legislativo.
El texto de la intervención del senador Pedraza es el siguiente: "En nombre de la Comisión de Ética y Estatuto del Congresista del Senado de la República, sean ustedes bienvenidos al acto de celebración del “día nacional de lucha contra la corrupción”, conmemoración instituida mediante la Ley 668 de 2001 por el Congreso de la República para exaltar la memoria de dos ilustres compatriotas que en nuestra historia han marcado honda huella por sus valores éticos, honestidad y valor civil, ejemplo para las futuras generaciones.
Hoy recordamos al doctor Luis Carlos Galán Sarmiento, líder perenne, estudioso y apasionado por la política, que se caracterizó por su lucha frontal contra la corrupción. La ética fue siempre su norte. En su honor se creó la Condecoración “Luis Carlos Galán de lucha contra la corrupción”, que en este año fue conferida a una entidad que encarna las virtudes que caracterizaron a Luis Carlos Galán. La Dirección de Investigación Criminal e INTERPOL (DIJIN), fue elegida entre 36 postulaciones por su contribución a la seguridad y convivencia ciudadana, apoyo oportuno a la administración de justicia en la instrucción de investigaciones, soporte en la lucha contra la impunidad y la corrupción. Igualmente, por liderar el fortalecimiento de la transparencia institucional, estableciendo estrategias y actividades para promover los valores éticos entre los miembros de la Policía Nacional.
También rememoramos en esta ocasión al Niño Soldado de la Independencia Pedro Pascasio Martínez, quien el 7 de agosto de 1819, al terminar la Batalla de Boyacá rechazó la bolsa de monedas de oro que le ofrecía el Comandante del Ejército Realista General José María Barreiro para que no lo tomara prisionero.
De manera que al celebrarse hoy el Día Nacional contra la corrupción, el Congreso de la República ha decidido, con este acto, renovar el propósito de luchar contra el flagelo que horada los cimientos de nuestra institucionalidad.
Sin duda, una cruda descripción de este azote nacional nos permite dimensionar el riesgo que representa. “La corrupción –dice el periodista Juan Gossaín-- es el más disolvente de todos los peligros que enfrenta la sociedad colombiana de nuestros tiempos. Es más explosiva que el terrorismo, causa más inestabilidad que las perturbaciones de orden público, asusta más que la inseguridad urbana, es más criminal que el secuestro, genera más pobreza que la crisis agrícola. La corrupción es más inquietante que todos esos fenómenos porque, entre otras cosas, los genera. Esa es la causa primera de todos esos efectos...”.
Pero lo grave es que a la luz de una encuesta realizada por Napoleón Franco y difundida en su momento en el diario El Tiempo, “el 83 de los colombianos registra alguna conducta de corrupción”. Fotocopiar un libro, comprar un ciderrón pirata, quedarse con vueltas de más, traficar con influencias, colarse en el Transmilenio, conectarse a la televisión por cable sin pagar, son acciones corruptas que no se les da la trascendencia debida pero que van creando una cultura proclive a este censurable y real fenómeno.
Todos percibimos este grave mal pero poco hacemos para combatirla. En la encuesta aludida, los colombianos interrogados dijeron que de cada 100 funcionarios públicos 94 son corruptos y de cada 100 empleados del sector privado, 86 también lo son. Aquí me pregunto s quién es más responsable, si quien peca por pagar o el que paga por pecar?
Además, preocupa la tolerancia a los corruptos, reflejada en frases como: “Que roben, pero no tanto”, “ese tipo robó, pero al menos hizo algo por la ciudad”, “que roben, pero que no muestren la plata”, “¿para qué pago impuestos si se los van a robar?”.
No cabe duda qué es a través de la ética y la moral como puede combatirse la corrupción*, pues “pueden más las convicciones que las legislaciones”. La ineficacia de la normatividad jurídica en este campo se corrobora con la sentencia: “hecha la ley, hecha la trampa”.
La ética que proviene del griego êthos y que tenía un primer significado de “morada, “lugar donde se habita” y, desde Aristóteles, un segundo de “modo de ser”, “carácter”, expresa cómo el carácter se forma con la repetición del hábito a través de la costumbre.
El término “Moral”, que nace en Roma con Cicerón, proviene del latín mos-moris, que significa “costumbre”, “carácter” y refleja en un sentido general la manera de comportarse no por determinación legal, sino, en palabras de Hortelano, en virtud de una especie de hábito.
Y como potente y definitivo instrumento de la ética y la moral aparecen los valores que son propiedades o cualidades de las cosas, de las acciones de las sociedades y de las personas. Dice la filósofa española contemporánea Adela Cortina que: “un valor no es un objeto, no es una cosa, no es una persona, sino que está en la cosa (un hermoso paisaje), en la persona (una persona solidaria), en una sociedad (una sociedad respetuosa), en un sistema (un sistema económico justo) en las acciones (una acción buena)”.
No puedo desconocer que estas palabras, salidas desde el Congreso de Colombia, pueden sonar a paradoja, pues nuestra institución legislativa no sólo está desprestigiada, estigmatizada, amedrantada por quienes se creen dueños de la opinión pública, sino también invadida en el ámbito de su acción constitucional por otros poderes públicos e irrespetada a través de voces poco responsables.
Con firmeza estamos dispuestos a recobrar, mediante acciones propositivas y hechos contundentes el prestigio del Congreso. A nosotros no nos pueden dictar el contenido de las leyes. Estas deben ser el producto de la discusión abierta y el debate libre entre quienes fuimos escogidos para ello mediante el voto popular, que es sagrado e invulnerable. De manera que con decisión vamos a rescatar la soberanía y la independencia de esta institución. No es sano para la democracia que el Congreso no reaccione y no recupere su entidad y jerarquía. A Colombia no le conviene una institución legislativa sumisa y vergonzante.
A la corrupción tenemos que seguirla combatiendo para dejarla en un estadio donde no acabe con la fe, con la esperanza, con el futuro de la gente y con la confianza que en el caso nuestro recibimos por voluntad del pueblo.GRACIAS".